Corrí hacia esa sombra. No se percató de mi presencia hasta un buen rato, porque pisé una hoja seca sin querer. Entonces se dio la vuelta y ..... me apuntó con una pistola. Se me aceleró el corazón. Pero, después de dos segundos, bajó la pistola y se quitó la capa negra que le tapaba la cara. No me podía creer lo que estaba viendo.
-¿Alejandro?- pregunté sorprendida -¿De verdad eres Alejandro N?
-Sí, lo soy. En carne y hueso.-respondió -¡Cuánto tiempo sin verte!
-¿Qué haces aquí?-le dije.
-Lo mismo que tú: buscar a María. Yo , al igual que tú, también pienso que la han secuestrado o algo así. María nunca desaparece así como así.
Lo has continuado verdad Maria
ResponderEliminar