Diario de Irene
2 de mayo de 1808
Querido Diario:
Hoy ha sido el PEOR día de mi vida. He vivido una situación horrorosamente espantosa. Las tropas de Napoleón Bonaparte, el emperador de Francia, han llegado a Madrid, y han secuestrado a toda la Familia Real. Al principio no nos dimos cuenta pero, cuando vinos que se llevaban al hijo pequeño del rey, y al grito de : ¡Que nos los llevan!", todo el pueblo de Madrid se levantó contra los soldados franceses, que eran las tropas de Napoleón.
Yo lo estoy pasando especialmente mal, y soy una de las personas que más ha sufrido desde las doce y diecinueve. Mi padre ha sido capturado y encarcelado, y mañana será fusilado.
Mi madre lo ha dado todo por la patria, al igual que mi padre. Ha sido una de las personas que más ha luchado contra los soldados franceses. Y tanto lo ha dado, que ha dado hasta su vida por defender su patria. Murió a las doce menos diez.
Mi padre se acercó a mí, que estaba llorando y no me apartaba del cuerpo de mi madre;y, también llorando, cogió el cuerpo de mi madre y me dijo que lo siguiera hasta un lugar seguro donde no nos pudieran matar las tropas francesas.
Fue entonces cuando me dijo las palabras más difíciles que pudieran salir de su boca: "Irene, aléjate de aquí, vete a la casa de tu tío Alberto y resguárdate allí. Si sobrevivo, iré a buscarte. No te preocupes por el cuerpo de tu madre, o del mío....si es que muero. Estarán nuestras tumbas, nos enterrarán los que sobrevivan. Sé que es difícil para ti hacer esto pero te estoy salvando la vida. Reza por mí y por tu madre en cuanto llegues a casa de tu tío. No tardarás mucho".
Y, acariciándome, llorando, me abrazó fuerte y se alejó.
Cuando aquella madrugada del 3 de mayo recordé lo ocurrido, empecé a llorar amargamente. Mi tío me llamó a desayunar y, aunque no tenía hambre, bajé a la cocina. Allí, con lágrimas en los ojos, ¡estaba mi padre! Se había escapado por la noche. Corrí hacia él y lo abracé fuertemente, y así permanecimos, en silencio, llorando.
María
Me encuentro en una situación de peligro. Estoy aquí, en la arena de la carretera, sentada en la acera. En mis brazos se encuentra mi padre, herido. Nota como se desangra. Me siento triste, veo como todo lo que está a mi lado se destruye por las bombas de los franceses. No se puede parar. Escucho. Escucho que alguien me dice susurrando:
- Hijo...vete, yo ya no tengo oportunidad de sobrevivir. Hazlo tú, vive por mí.
En los siguientes minutos veo como las tropas francesas vienen a por mí. Mi padre las ve de reojo y consume todas sus fuerzas en decirme:
- Vete.
Le vuelvo a escuchar y le hago caso. Salgo corriendo, me escondo detrás de un muro. Oigo disparos, y escucho a mi padre gritar. Lloro. Tengo tal tristeza por mi vida y por la de mi padre que salgo corriendo del muro, y las tropas francesas me ven. Corro todo lo que puedo. De repente, me choco contra una mujer. Tiene una niña en brazos y me dice:
- ¡Toma, llevátela!
No me dice nada más y me la llevo. Según corremos y corremos, oímos como explota una bomba. La madre grita de dolor. La niña llora. De repente, dice mi nombre. Yo me pregunto que si es mi hermana. La cojo, la miro y le levanto el pelo. Veo su mancha de nacimiento. Lloro todavía más. Soy el único que se da cuenta de que nuestra madre ha muerto.
Estoy solo, abrazado a mi hermana. Es rubia, con los ojos azules, una boca muy fina ¿Y yo? Ya no sé ni describirme. Ya no tengo padres. Abrazo a mi hermana, lo más fuerte que puedo, cierro los ojos. Mi hermana, también.
Oigo pasos. Suenan como los zapatos de mi madre. Yo gimo.
Sandra B.
El 2 de mayo pasó algo. Al principio no me enteré. Pero mi familia sí. Yo estaba durmiendo.
Recién levantada y con los pelos desarreglados salí a la calle para ver si estaba mi madre y mi hermano, pero no los encontré. Mi madre siempre salía al amanecer con las vecinas, mientras mi hermano jugaba con los hijos de las vecinas. Pero esta vez no encontré nada. Estaba sola en la calle.
De repente, vi a unos señores con armas, disparándome. O sea, intentándolo.
Corrí rápidamente a mi casa , con miedo y frío. Estaba sola y no sabía qué hacer. Me metí debajo de la cama, porque seguían disparando.
Y dije en mi mente ¿Me madre estará bien? ¿Mi hermano habrá muerto? No tengo que pensar así. Les esperaré hasta la tarde y , si no vienen, saldré a la calle a buscar a mi familia.
Esperé y esperé hasta que vino mi madre. Me dijo:
- Hija, te quiero mucho pero tenemos que irnos
Yo la seguí. La pregunté por mi hermano y me dijo que estaba con una vecina.
- ¿Por qué no viene? ¿Dónde vamos?
Me dijo que a un sitio, que me tranquilizase. Tragué saliva y esperé a que llegásemos. Pero el viaje en tranvía era muy largo. Miré por la ventana. Vi toda la calle con cuerpos. De pronto, quitó el arma a un señor y me lo puso enfrente de la cabeza. Primero disparó a mi madre. Recuerdo que la tiraron a un puente, con más muertos. Se sentí muy triste. Mi familia, mis amigos, vecinos...estaban todos en el fondo de aquel puente. Minutos después me tiraban a mí también
Monse A.
Que bonitos los cuentos.
ResponderEliminarGracias.
EliminarAla yo no sabia que iba a ganar esto es para mi como el novel
ResponderEliminarJaja,se parece mucho al premio novel.
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